La contaminación del aire puede aumentar el riesgo de autismo durante la gestación
En 2021 la Escuela de Salud Pública de Universidad de Harvard publicó un estudio del doctor Cheng-Kuan Lin, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Salud de Massachusetts y David Christiani, profesor de Genética Ambiental en la Harvard Chan School que vincula la exposición a la contaminación del aire por partículas finas (PM2.5) con un riesgo importante de desarrollar el trastorno de espectro autista (TEA) en bebés durante el tercer trimestre de gestación y la primera infancia.
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que se detecta en la temprana infancia, principalmente en varones, y se caracteriza por dificultades en la interacción social, del lenguaje, conductas repetitivas, estereotipias, intereses muy focalizados y una capacidad sensorial aumentada que puede ser abrumadora.
Estos investigadores señalan que ha habido un fuerte aumento de diagnósticos de TEA en los últimos años, ya que pasó de 6.7 casos por cada 1000 personas en 2000 a 16,8 casos por cada 1000 personas en 2014, en el mundo.
Las investigaciones sobre autismo asociado a la contaminación ambiental
Aunque aún se desconocen a cabalidad las causas del autismo, cuyas hipótesis se asocia con la genética, la edad de los padres o contexto social, esta es otra vía probable de causalidad ambiental, respecto a la exposición a partículas en el aire. El estudio señala la exposición a 10 microgramos de PM 2.5 por metro cúbico de aire, para un riesgo de TEA de 64%, durante la primera infancia. El riesgo de TEA es de 31% durante el período prenatal.
Sin embargo, otras revistas de divulgación indican que hay más de una década de estudios al respecto. Existe un estudio en Shanghai publicado en la revista Environment International realizado con niños con TEA y neurotípicos relacionando las partículas emanadas del tráfico vehicular. Un estudio similar realizado en Vancouver se publicó en JAMA Pediatrics. Hay otro estudio en Dinamarca sobre el dióxido de azufre que proviene de la industria naval, publicado en la revista American Journal of Psychiatry, que también estudia el efecto de los pesticidas.
En todos estos estudios se incluyen la exposición ambiental a partículas ambientales como metales, estireno, cloruro de metileno, compuestos orgánicos volátiles y elementos específicos como dióxido de nitrógeno. El seguimiento se ha realizado en casos del periodo perinatal, aunque los resultados varían.
En el caso de dos estudios, el de Kalkbrenner et al. y en el de Raz et al. se detectó que hay más riesgo en el tercer trimestre del embarazo, con diferentes variantes en una combinación de pruebas.
No obstante, la comunidad de científicos aún cree que no hay suficiente evidencia al respecto, se necesitarán más estudios al respecto, pero afirman que el hecho es que hay una tendencia cada vez más sólida de esta correlación entre las partículas contaminantes y el autismo.
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